17/12/14

Cospedal: corrupción y desvergüenza

¡Madre del amor hermoso! Lo cierto es que aún estoy tocado después de leer las declaraciones de la señora Cospedal sobre la corrupción -y ahora el tratamiento de señora es puro formalismo, porque ganárselo, lo que se dice ganárselo, nada de nada-. Y es que, por más que repaso las palabras en diferentes periódicos, aún no he decidido si es que a esta señora le falta un hervor intelectual y muchísimo tacto social, o es que sencillamente no le importa un carajo faltarnos al respeto, a todos. Pero casi mejor desgranamos sus palabras y sus significados.

En una entrevista concedida a la COPE y recogida en el diario El País en su edición digital del 15 de diciembre, comienza Cospedal asegurando que "la corrupción no es patrimonio de nadie". Bien, aceptable. Y es verdad que nadie puede decir con rigor que la corrupción sea exclusiva de un partido político ni que todos los militantes de ese partido tengan que ser corruptos. Podríamos discutir y mucho sobre aspectos cuantitativos y cualitativos de la corrupción protagonizada por militantes del PP, pero ciertamente, y de forma rigurosa, nadie puede achacarles la corrupción en exclusiva. Parece que ésta es la idea que quiere lanzarnos el PP de cara a las próximas elecciones municipales y, de hecho, este mismo mensaje lo expresó el señor Rajoy esa misma noche en la cena navideña con los militantes de la Comunidad de Madrid. Pura estrategia electoral. Ahora bien, hasta ahí la corrección de Cospedal, porque a continuación va y nos suelta que la corrupción "lamentablemente es de todos" -¡tócate las narices!- y remata con "la misma corrupción que puede haber en un partido político, la hay en la sociedad en general". Y ahí es cuando no doy crédito -aún no sé si al cinismo o a la memez-. No, señora Cospedal, eso de que todos somos corruptos, no, ¡hasta ahí podíamos legar!

Que quiera el PP disculparse por los muchos corruptos que bucean en "sus" catacumbas, lo encuentro razonable. Incluso entiendo que, como parte del juego político, quieran engañarnos con medias verdades o con falsedades manifiestas. Si es el caso, yo me reiré de sus mentiras, pero puedo llegar a entender la táctica del reo que quiere evitar la soga. Ahora bien, no le acepto en absoluto a esta "señora" que diga que yo, o los míos, o todos en general, somos corruptos. No se lo acepto porque es una ofensa a nuestro honor y a nuestra dignidad. Después de todo lo que estamos sufriendo, después de todo lo que nos están castigando, no podemos permitir que nadie desde el poder nos llame corruptos e intente tapar sus vergüenzas con estas ofensas. Y creo sinceramente que deberíamos denunciar ante un juez sus palabras por falsas y ofensivas, y que la señora Cospedal debería pedirnos perdón inmediatamente. Ella no es NADIE para pisar mi dignidad insinuando que soy un corrupto, NADIE.

Para justificar mis palabras no necesito más que mi palabra. Así de fácil. Pero, por si acaso la señora Cospedal no lo entiende, aún le puedo ofrecer algunos datos. Por ejemplo, en el informe sobre la percepción de la corrupción que ha presentado este mismo mes la ONG Transparencia Internacional, España ocupa el puesto 19 de entre 30 países europeos analizados. Mejorable, muy mejorable. Pero el hecho importante es que la misma ONG señala que España no se caracteriza por ser un país con corrupción administrativa o policial, la corrupción se concentra en el poder político y sus aledaños. El señor Lizcano, presidente de Transparencia Internacional España, ha señalado que la corrupción en España no es sistémica y que "se centra en el ámbito político con la complicidad de ciertas empresas". Dicho más sencillamente para que la señora Cospedal me entienda: son ustedes, señora, no son los funcionarios ni los ciudadanos los corruptos, son ustedes, los políticos que ostentan el poder. Más datos. La Fundación Europa de los Ciudadanos, en un informe realizado a partir de la información que ha suministrado el Sindicato de Técnicos de Hacienda, muestra que el fraude fiscal que cometen las grandes empresas y los grandes patrimonios llega a sobrepasar el 70% del total, mientras que el fraude en el sector no empresarial apenas alcanza el 2,5%. La corrupción y su primo hermano, el fraude, no nos pertenecen a los ciudadanos de este país, es patrimonio de unos pocos. Otra vez lo mismo, señora: los ciudadanos, esos a los que usted ha insultado, no son corruptos ni malversadores ni defraudadores.

Llegados a este punto, si usted sigue creyendo que en el Partido Popular son corruptos porque todos somos corruptos, ya no es que usted sea cínica, es que necesita visitar a un especialista. Aunque, si usted tiene otros datos, igual me tengo que comer mis palabras. Pero no se preocupe, si es así, rectificaré y me callaré, se lo aseguro. ¿Tiene usted otros datos para contrastar, señora? Porque si no los tiene, cállese y pida perdón.

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