Ayer, 14 de diciembre, TV3 celebró la ya tradicional Marató de TV3, un acto anual impulsado por la Fundació La Marató de TV3 y la propia emisora catalana, en beneficio de la investigación sobre diferentes enfermedades o problemáticas sociales. En concreto este año se dedicarán los beneficios a la investigación sobre las enfermedades cardíacas y a estas alturas ya han recaudado casi nueve millones de euros. Es, en síntesis, un gran acto de solidaridad que implica de facto a toda la sociedad catalana. Vaya mi reconocimiento por adelantado a todos los que participan de forma desinteresada en la campaña, sobre todo a las muchas personas que de buena fe se rascan el bolsillo o entregan su esfuerzo sin más motivación que la solidaridad. Aún así, cada año se repiten unas instantáneas que emborronan y, a mi parecer, ensucian esta loable labor.
No me entretendré en el presunto desinterés de muchas empresas y marcas comerciales que aportan dinero en efectivo o ceden servicios a la campaña a cambio de una propaganda gratuita en la televisión. Menciones expresas, paneles publicitarios, merchandising diverso,..., cualquier elemento es bueno para saber que tal o cual empresa colabora "desinteresadamente" con la Marató. Quizás, en este caso, el fin justifica los medios, dejémoslo ahí. Mucho más grave me parece el papel que muchos políticos juegan en este acto. Por ejemplo, el 25 de mayo de 2012, el diario digital ara.cat publicaba unas imágenes de la maratón por la pobreza que había organizado TV3. Una de esas instantáneas llama poderosamente la atención, es la fotografía de Jordi Pujol y su esposa Marta Ferrusola participando en la recogida de llamadas de los catalanes que aportaban sus donativos. El destino ha convertido esas imágenes en pura ironía, aunque en aquel momento la familia Pujol sabía que era puro cinismo. Al tiempo que el moisés -salvador, redentor, profeta,...- proclamaba querer salvar a su pueblo del "expolio" y ofrecía su esfuerzo e imagen a un acto solidario, cerraba mientras tanto sucios negocios para engordar cuentas corrientes en el extranjero. Los pobres, para el clan Pujol, eran y son "esos vergonzantes" -apropiándome de una expresión que alguien me ha señalado que utilizan algunos pudientes de los barrios altos-. En pocas palabras, el clan Pujol se estaba meando encima de los ciudadanos catalanes, encima de los más pobres y del mismo pueblo que, con ampulosas palabras, decían que querían salvar.
Este mismo año, hemos podido ver al President Mas y a su señora, como también al Conseller de Sanitat Boi Ruiz, aportando todos su granito de arena "solidario". Esa aportación ha consistido, por supuesto, en la cesión de sus imágenes colaborando en la campaña. La pregunta es, ¿son ésas unas colaboraciones desinteresadas? Por supuesto que no. Y efectivamente TV3 les ha recompensado ofreciéndoles la cobertura publicitaria que ellos seguramente querían. La participación de políticos en actos solidarios organizados institucionalmente y al margen de cualquier reivindicación, así en general, debe ser siempre sospechosa. Pero, además, en este caso lo es mucho más. Tenemos que recordar que el motivo de la presente Marató era recaudar fondos para la investigación sobre enfermedades cardíacas y recuerdo que el President Mas y el Conseller Boi Ruiz tienen plenas responsabilidades sobre esta cuestión. Recordemos también que el señor Boi Ruiz, antes de ser conseller, ha sido presidente de la patronal sanitaria concertada en Catalunya y que precisamente ha sido muy criticado por los muchos cargos oficiales que ha ofrecido a personas provenientes de la salud privada, hecho que ha levantado fundadas sospechas sobre su desinterés en defender la sanidad pública catalana. No podemos olvidarnos tampoco de los recortes en sanidad que el gobierno de CiU ha llevado a cabo en Catalunya, recortes que han colocado a la comunidad a la cola en gasto sanitario per cápita en España. Vistas todas estas circunstancias no puedo dejar de preguntarme si su aparición en la Marató no ha sido un acto de puro cinismo. ¿De verdad puedo creer en la solidaridad del President Mas y del Conseller de Sanitat? ¿De verdad puedo creer en la solidaridad de los artífices de los recortes sanitarios y de las privatizaciones de la sanidad pública más importantes que se han llevado a cabo en el estado español?
Sea como fuere, la sanidad pública y la investigación no debieran estar nunca en manos de la caridad. En ningún país serio del mundo es la caridad la que financia los servicios que son responsabilidad directa de sus gobernantes y menos en una cuestión tan capital. ¿No debería indignarnos cuando los mismos que tienen la responsabilidad de mejorar la sanidad pública y de potenciar la investigación, nos alientan a financiarla con caridad? Yo no puedo evitar ver en estos actos políticos -porque no son más que pura propaganda política- un gesto de cinismo. Siendo así, queda en manos de los ciudadanos -de los votantes y solidarios ciudadanos- que estos hechos no pasen desapercibidos a la hora de meter un voto en una urna. Porque el cinismo en política solo debería recompensarse con el olvido democrático en las urnas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Estés o no de acuerdo, anímate a dejar tu comentario. Gracias.