5/1/15

Xenofobia oculta y nación

Gracias a un amigo tuitero al que sigo, @arqueoleg, he descubierto un artículo de Bernat Dedéu publicado en su blog. El artículo se titula "Els de casa" y analiza, desde una óptica catalanista, una desafortunada frase de CiU publicada en Twitter y las posteriores reacciones. Y digo desafortunada frase por no calificarla directamente de xenófoba, o al menos chovinista. En concreto, CiU publicaba: "El repte que ara tenim per davant és que els de casa anem junts" ("El reto que ahora tenemos por delante es que los de casa vayamos juntos"). Por supuesto, la frase no es más que una arenga a unificar tras su líder, Artur Mas, el máximo número de voluntades patriotas. Lo de siempre, vamos. Es la estrategia que CiU desde hace algún tiempo se ha planteado: "nuestro" salvador, "nuestro" guía o líder, está en nuestro partido y es el único que nos puede guiar hacia la tierra prometida. Pero dejemos esto porque no es la frase lo que me lleva a escribir este artículo, es la lectura que el señor Dedéu hace de las reacciones que ha provocado.

El señor Dedéu parte de la diferencia que, según él, existe entre "expresiones cotidianas" y el uso perverso de esas mismas frases que pueda hacer el racismo y la xenofobia. La pregunta es, ¿entonces las expresiones cotidianas, por el simple hecho de ser cotidianas, no son perversas? ¿La cotidianidad preserva la pureza de expresiones que puedan llegar a ser racistas fuera de la cotidianidad? Lo siento, pero no. Otra cosa es que no queramos reconocernos como racistas en expresiones que hemos utilizado e interiorizado durante toda una vida. Dedéu, en su artículo, construye diferentes piruetas argumentales en las que confunde la propiedad privada con la nación para hacernos creer que hablar de "los de casa" no es excluir a nadie. Pues bien, ciertamente todos -o así debería ser- tenemos una casa y esa propiedad o usufructo es privado. ¿Pasa lo mismo con la nación? ¿Es aceptable la analogía entre propiedad privada y nación? Dicho de otro modo, ¿los que vivimos en una tierra, somos realmente los propietarios exclusivos de una identidad? No, señor Dedéu, somos solamente la expresión de una identidad, pero nunca sus propietarios. El romanticismo nos hizo creer en la identidad como pueblo y en el destino intemporal de la nación, y parece ser que aún no le hemos superado. Señor Dedéu, cuando yo hablo de los de "mi casa", siempre me refiero a los que pertenecen a una propiedad en la que ningún otro tiene derecho alguno. "Mi casa" es mi propiedad y en ella podrán entrar mis amigos, pero ninguno más. Si a mi nación -o estado o pueblo o terruño o lo que sea- la catalogo de "mi casa", la estoy considerando mi propiedad privada y estoy excluyendo de ella a todo el que no considero "de mi casa", estoy excluyendo de ella a los que no son mis amigos. Estamos en lo de siempre -y parece ser que ninguna forma de nacionalismo, español o catalán, puede evitar-, para existir identitariamente, el nacionalismo necesita señalar y anatemizar al otro, al diferente, al que no es "de casa", al extranjero, y le excluye de sus decisiones sobre su "propiedad". Y eso solo tiene un nombre: xenofobia.

En el artículo, además, el señor Dedéu utiliza expresiones con el único afán de menospreciar a los que piensan diferente. Así, a todos aquellos que se han atrevido a criticar el nada acertado tuit de CiU, Dedéu les acusa de defender una "ética progre", como si posicionarse en la defensa de valores contrarios a la xenofobia fuese más un posicionamiento estético o proveniente de una moda que un valor en sí. Pobre y falaz argumento. Piense, señor Dedéu, que quizás esa manera de entender la vida y las relaciones humanas que usted llama "progre" es una forma de defender los derechos de los individuos, el derecho a la libertad y la diferencia, o la defensa ante los que, arbitrariamente y con violencia soterrada, consideran a su nación como una propiedad privada. Para usted, sin embargo, esos "progres" no son más que "indigentes mentales" y "ridículos". Es su opinión que, quizás falta de argumentos, se decanta hacia el insulto gratuito. Pero lo que no puedo aceptar es que diga que defender esos derechos "proges" nos convierte en más banales. No, de ninguna manera. Lo que es realmente preocupante es que artículos que rondan la xenofobia, como el suyo, se hayan convertido en banales en este país y usted, además, se crea con el derecho de proclamarlo a voz en grito.

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