Hace unos días, estaba yo tomando una cerveza en una terraza. Era un día soleado de invierno que invitaba al goce. En una mesa cercana un tipo le dijo a otro, "fíjate en este árbol -refiriéndose a un robusto árbol cercano en medio de una plaza dominada por el cemento-, en verano nos da una sobra fresca y frondosa, pero ahora en invierno deja caer sus hojas para que los rayos del sol nos calienten un poquito; si no fuera porque ha sabido adaptarse, ya lo habrían cortado". Evidentemente, el comentario era irónico y ninguno de los dos tipos le atribuía al árbol una capacidad que no tenía. Pero a mí ese comentario me hizo pensar en algunos de los comentarios que se deslizan con demasiada frecuencia en los medios de comunicación sobre la adaptación de los pobres a las circunstancias que ha impuesto la crisis.
Pasa también en muchos documentales sobre naturaleza en los que oímos cosas como, "tal animal ha sabido evolucionar y acomodarse a las circunstancias ambientales para poder sobrevivir". Falso. Son comentarios muy poco rigurosos desde el punto de vista evolutivo. Ningún ser vivo planifica una evolución y menos aún durante generaciones para adaptarse a unas determinadas condiciones ambientales. Desde un punto de vista científico, esos comentarios son totalmente inexactos. Pues algo muy parecido pasa cuando escuchamos en los noticiarios o leemos en algunos artículos que "los españoles han sabido adaptarse a las circunstancias que ha impuesto la crisis". Además, en este caso, esa pretendida adaptación de los pobres a la crisis no solo es inexacta, es también tendenciosamente cruel.
Los pobres y las clases medias españolas no es que hayan sabido adaptarse a la crisis, ni mucho menos, es que no tienen más remedio que sobrevivir sumergidos en unas condiciones impuestas y absolutamente crueles. Porque esa afirmación de la pretendida adaptación a la crisis contiene dos grandes mentiras que se deslizan de forma muy sutil. Primera mentira: los españoles no es que hayan "sabido" adaptarse, sino que los españoles han tenido que asumir de forma cruel e inapelable unas circunstancias sociales y económicas impuestas desde el poder económico y político, unas condiciones que no han dejado posibilidad a la discusión ni a la intervención; nos han dejado un solo camino y nuestra voluntad ha sido anulada. Segunda mentira: con esas expresiones se da a entender que el marco impuesto por la crisis es una condición sobrevenida provocada por fuerzas incontrolables, alejadas de cualquier voluntad humana, y que han provocado la adaptación sumisa de pobres y clases medias; pero nada más lejos de la realidad, la crisis tiene culpables, los mismos que se enriquecen y enriquecieron, además de los que lo permitieron y lo permiten.
Así pues, vayamos con un poquito de cuidado, no digamos que los pobres nos hemos adaptado tan felizmente a una crisis que nadie pudo impedir. Digamos la verdad, digamos que los pobres y las clases medias se han visto más empobrecidos cruel e intencionadamente a partir de la voluntad de unos privilegiados y sus abyectos cómplices políticos, ni más ni menos.
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